La primera vez que la abuela subió a un avión,
fué para ir a Sevilla...
Iba a conocer a alguien del que tenía que despedirse,
porque pensaba que adiós, hay que decirlo mirando a los ojos.
(No hubo un adiós, sino un hola y un hasta pronto).
Por eso, aquella noche, la abuela dejó que durmiera.
Por eso se fué de prisa...
porque hay palabras imposibles,
cuando son tantas las ganas.
Donde falló la cordura,
pusieron silencio y distancia.
cuando son tantas las ganas.
Donde falló la cordura,
pusieron silencio y distancia.
Dorah.
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