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Mostrando entradas de enero, 2021

Stellae

Las hadas son seres muy, muy curiosos, quizás por eso el hada de este cuento acostumbrada ella a vivir siempre en un profundo bosque lleno de luz, el día que vio a lo lejos un prado, quiso saber qué se sentiría al vivir en un sitio tan amplio, con aquellas flores altas y blancas que había por todas partes… no tuvo que pensar demasiado, no dudó un instante, casi sin querer salió corriendo, con las coletas al viento riendo y asustando a más de una hormiga con la que se cruzó por su agitada prisa… quizá no se dio cuenta de lo que ocurría hasta que estuvo bien encaramada en lo alto de la flor, los hombros apoyados en una ramita, la cabeza abajo, las coletas colgándole en el vacío, cerró los ojos, e inspiró el aroma de aquellas delicadas flores, unas flores que era la primera vez que veía tan de cerca, unas flores llenas de estambres, con los pistilos cargados de polen para las afanosas abejas que curiosamente no se veían por allí. Abrió los ojos todo lo que pudo. Nunca se había percatado

Y tú qué miras?

Y tú qué miras? – Me preguntó alguien desde un rincón. ¿Por qué me ves? – Le respondí sin saber a ciencia cierta quién me hablaba. El silencio volvió a inundar aquél bosque profundo al que me había llevado la curiosidad tras leer un pequeño relato hecho por el distinto de aquél típico pueblo gallego que entre pinares desaparecía una y otra vez a cada curva que me aproximó a aquél lugar desde la populosa Madrid y que había salido en un periódico de pequeña tirada dedicada a todos los humanos que pensábamos que no estábamos solos en el universo, que en un lugar tan grande, con tantas cuerdas, con tantas dimensiones. El relato venía a decir que un lugareño había estado desaparecido 18 días, que en el pueblo habían estado buscándole por el bosque en el que un paisano le había visto entrar, y que cuándo por fin había aparecido hablaba de hadas, duendes, y pequeños seres mágicos con los que se había topado mientras hacían una fiesta nocturna alrededor de una pequeña fogata, decía también que

Mandarina

Cómo sabes hay muchos tipos de hadas , en otras ocasiones hablamos de ellas… Lo que no sé si sabes es que están en todas partes, o casi, si te fijas bien las puedes ver dentro de los capullos de rosas aspirando su aroma concentrado, las puedes ver entre las flores del pacífico, entre los azahares de los limoneros, y sobre todo entre los mandarinos, esos naranjos que dan un fruto dulce como la miel, unas naranjas chiquitas, unas veces rugosas, las más de piel tersa que cuándo tomas directamente del árbol para comerlas, es cómo llevarse una parte de una gran tienda de caramelos a la boca, aspirar el aroma que surge cuándo las pelas, cómo viajar a la China, cómo inhalar ese olor a pólvora de los cohetes de las fiestas… Supongo que por esto y otras cosas, el hada que vive en los mandarinos se llama, simplemente, Mandarina. Karl

Israiningheart

  La gente no lo sabe, mas, en ciertos planicies de Mongolia, camino de Tibet, en muy determinados lugares, cuándo ciertas mariposas dejan el capullo que les sirvió para hacer su transición de oruga a su estado alado, si en el momento en que se encuentran con otros congéneres es justo el momento anterior al orto o posterior al ocaso, las estrellas parecen dejar de estar suspendidas en el cielo, parece cómo si cayeran a la tierra, divididas en miles de corazones, pequeños corazones que llenan las planicies de amor, un amor que el viento se encargará de trasladar a todos los rincones de la Tierra… es lo que algunos pocos hombres y mujeres llamaron alguna vez lluvia de corazones, o en inglés Is raining heart . Karl

Senthada

Dicen que en ciertos bosques de pinos piñoneros, de esos que hay por el Mediterráneo y en ciertos lugares de Galicia, pueden verse ciertas hadas , elfos, duendes y otros seres "mitológicos". Hay hadas que salen sólo por las noches, a hablar con la luna y las estrellas, hay hadas que van de un sitio para otro de una manera más que atareada… hay hadas que viven junto a los conejos, y otras dentro de los troncos de los árboles, todas ellas son protectoras de caminantes, de los habitantes del bosque, de los árboles, las plantas, las flores… y hay hadas que a veces se dejan ver, por niños e incluso personas mayores, quizá no os hayáis fijado bien cuándo salís a pasear por el bosque, quizá en esos días que salís a recoger setas no os percatáis de que algunas hadas permanecen a la vista, riéndose de vuestros despistados ojos, del hecho de mirar hacia abajo, cuándo si mirarais hacia arriba, las hallaríais simplemente sobre cualquier rama, senthadas. Karl

"Estrelhada"

Cómo todos sabéis hay miles de tipos de hadas, unas cuidan de los árboles, otras de los ríos, otras más de los lagos, de los senderos del bosque, e incluso de los granos de arena de las playas, hay hadas para casi todo, a las que cuidan de ciertas estrellas, se las conoce en todas partes cómo hadas a secas, mas… Recuerdo una vez que viajaba por el interior de un bosque, andaba yo buscando la paz del sonido del bosque, el canto de los distintos pájaros, la brisa en las copas de los árboles, iba realmente distraído, tanto que casi atropello en mi deambular a una anciana chiquita con la que me crucé en mi errar por entre los árboles. "Vaya, lo siento" – me disculpé después de parar en seco para no pisarla. La anciana me miró con una sonrisa burlona, acto seguido me sacó la lengua, y poniendo una voz realmente encantadora, me contestó con un enigma: "Ya nos conocemos de antes joven despistado, ¿o acaso me has olvidado?" "Vaya…" – pensé… - "¿Y ahora qué...

"Noche de San Juan"

  Todo el mundo sabe qué se celebra la noche de San Juan , también por qué se hace, y cómo más o menos, dependiendo de los lugares geográficos en los que nos hallemos, lo que quizá nadie se ha parado a pensar es por qué siempre se dan dos elementos de la naturaleza el fuego y el agua, la historia que sigue la oí en un monasterio al que me llevaron unos peregrinos que se encontraron con mi cuerpo inerte a lo largo de algún punto del camino entre Katmandú y Timbu… Cuándo por fin abrí los ojos, vi colgado un enorme tapiz del elevado trecho, en él se representaban tres bolas de distintos colores, la tierra, el mar y una serie de cuevas de dónde parecían salir las bolas; y entonces lo oí… "Es el fuego naciendo de la tierra de su unión con el agua, aunque según algunas historias antiguas el fuego nació de una libélula sagrada que se rascó ciertas protuberancias que le salieron junto a las dos alas que tenía, así ganamos todos, ganó la libélula que consiguió un par de alas más, ganamos n