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Mostrando las entradas etiquetadas como #hadas

Stellae

Las hadas son seres muy, muy curiosos, quizás por eso el hada de este cuento acostumbrada ella a vivir siempre en un profundo bosque lleno de luz, el día que vio a lo lejos un prado, quiso saber qué se sentiría al vivir en un sitio tan amplio, con aquellas flores altas y blancas que había por todas partes… no tuvo que pensar demasiado, no dudó un instante, casi sin querer salió corriendo, con las coletas al viento riendo y asustando a más de una hormiga con la que se cruzó por su agitada prisa… quizá no se dio cuenta de lo que ocurría hasta que estuvo bien encaramada en lo alto de la flor, los hombros apoyados en una ramita, la cabeza abajo, las coletas colgándole en el vacío, cerró los ojos, e inspiró el aroma de aquellas delicadas flores, unas flores que era la primera vez que veía tan de cerca, unas flores llenas de estambres, con los pistilos cargados de polen para las afanosas abejas que curiosamente no se veían por allí. Abrió los ojos todo lo que pudo. Nunca se había percatado ...

Y tú qué miras?

Y tú qué miras? – Me preguntó alguien desde un rincón. ¿Por qué me ves? – Le respondí sin saber a ciencia cierta quién me hablaba. El silencio volvió a inundar aquél bosque profundo al que me había llevado la curiosidad tras leer un pequeño relato hecho por el distinto de aquél típico pueblo gallego que entre pinares desaparecía una y otra vez a cada curva que me aproximó a aquél lugar desde la populosa Madrid y que había salido en un periódico de pequeña tirada dedicada a todos los humanos que pensábamos que no estábamos solos en el universo, que en un lugar tan grande, con tantas cuerdas, con tantas dimensiones. El relato venía a decir que un lugareño había estado desaparecido 18 días, que en el pueblo habían estado buscándole por el bosque en el que un paisano le había visto entrar, y que cuándo por fin había aparecido hablaba de hadas, duendes, y pequeños seres mágicos con los que se había topado mientras hacían una fiesta nocturna alrededor de una pequeña fogata, decía también que...

Mandarina

Cómo sabes hay muchos tipos de hadas , en otras ocasiones hablamos de ellas… Lo que no sé si sabes es que están en todas partes, o casi, si te fijas bien las puedes ver dentro de los capullos de rosas aspirando su aroma concentrado, las puedes ver entre las flores del pacífico, entre los azahares de los limoneros, y sobre todo entre los mandarinos, esos naranjos que dan un fruto dulce como la miel, unas naranjas chiquitas, unas veces rugosas, las más de piel tersa que cuándo tomas directamente del árbol para comerlas, es cómo llevarse una parte de una gran tienda de caramelos a la boca, aspirar el aroma que surge cuándo las pelas, cómo viajar a la China, cómo inhalar ese olor a pólvora de los cohetes de las fiestas… Supongo que por esto y otras cosas, el hada que vive en los mandarinos se llama, simplemente, Mandarina. Karl